"El campamento donde todo cambió"

Hola, soy Rodrigo y fui cómplice…

Hace un año atrás hice lo peor que pude haber hecho, me quedé callado ante una violación.

Un día como hoy, martes 13 estábamos en camino al campamento del Élite School, ese día no lo olvidaré jamás mientras viva.

Me levanté súper feliz, al fin era el día de ir al campamento como todos los años con Augusto, Lalo y Alana. Ellos son mis mejores amigos desde muy chicos, hace poco algo ocurrió en nuestro círculo, Augusto se puso de novio con Alana, eso me movió el piso ya que eran como mis hermanos ¿Cómo iba a soportar eso? Pero entendí que Augusto sería incapaz de hacerle daño, eso sí, moriría por ella.

Volvemos al martes 13… nos subimos al ómnibus, claramente yo con Lalo y Augusto con Alana, desde el momento que se pusieron de novios los empezamos a llamar “uña y mugre”, siempre estaban juntos inseparables.

Todo iba bien hasta que ese día se nos ocurrió seguir a la parejita al bosque para interrumpir su encuentro amoroso. Ahí comenzó todo… cuando llegamos al bosque vimos a Alana y Augusto abrazados con mucho amor; lo primero que se nos ocurrió hacer, fue asustarlos y eso hicimos.

Al principio fue gracioso, hasta que empezamos a sentir gritos y llantos provenientes de muy cerca.

Lalo quería ir a investigar qué era, pero Alana estaba decidida a no ir, hasta que, obvio, Augusto la pudo convencer. Estábamos asustados ya que pensábamos que éramos los únicos en ese lugar, pero desgraciadamente no.

Nos adentramos un poco más al frondoso bosque, solo para encontrar minutos después una pareja discutiendo.

Él la estaba queriendo convencer de tener relaciones sexuales pero ella (al parecer su novia) se negaba. Al negarse tanto él procedió a darle un golpe en su cabeza, luego a empujarla cada vez más fuerte, hasta que en un instante la chica ya se encontraba tirada en el suelo con una herida causada por una piedra que golpeó su cabeza al caer.

Lo primero que se nos ocurrió fue salir corriendo a las carpas ya armadas al llegar, y no hablar del tema hasta la mañana siguiente…

Me desperté por unos gritos, varios en realidad. Salí de mi carpa, me dirigí a la cabaña principal donde estaban los baños, comedores y un living con una televisión que todos rodeaban. Me acerqué y solo con ver lo pálido que estaban mis amigos supe de qué se trataba.

Habían encontrado el cuerpo de anoche, mientras todos hablaban yo solo me concentraba en la información del que relataba la trágico noticia.

“CHICA ES BRUTALMENTE GOLPEADA Y VIOLADA EN LA NOCHE DEL MARTES 13, FUE HALLADA EN UN BOSQUE CERCA DEL CAMPAMENTO DONDE SE ENCONTRABAN VARIOS JÓVENES TRANQUILAMENTE ACAMPANDO”

Narraban que no habían testigos encontrados, pero sospechaban que algunos del campamento pudieron haber oído algo.

“Los investigadores estarán atentos a cualquier alerta o información que se obtenga, cualquier persona que esté al tanto de algo por favor comunicarse al 0800 5050 para dar información sobre violencia adolescente...”

Ahí dejé de escuchar… reuní a los chicos para saber qué íbamos a hacer, y por mayoría decidimos callar para no meternos en problemas, lo cual fue un gran error, siempre que haya violencia hay que denunciar, SIEMPRE.

Seguimos con el miércoles 14 después de concordar no volver a hablar sobre el tema nos volvimos más distantes los cuatro, ya al volver a nuestro hogar no hablábamos como antes ni nos juntábamos. Lo último que supe es que Lalo comenzó a jugar al fútbol y que Augusto y Alana se pasaban peleando sin sentido.

Hoy 1° de noviembre nos tocó hacer un trabajo a los cuatro, nos íbamos a juntar en lo de Alana, cuando llegué, me avisaron que  Lalo no venía porque tenía práctica.

Después de hacer la mitad del trabajo fui por un vaso de agua, cuando volví escuché a la pareja feliz, comunicativa, tierna y unida peleando, me sorprendió mucho hasta que escuché a Alana decir “estoy harta de este silencio, necesitamos contarlo” mientras Augusto respondía “¡Ya no podemos, es muy tarde! Si lo haces nos culpará, no voy a dejar que lo hagas” lo último que escuché fue el cachetazo de Augusto hacia a Alana en el momento que ella se iba a dirigir a la puerta…

Quedé helado, todo quedó en silencio hasta que los bruscos pasos del golpeador se aproximaban a mí, pero este lo único que hizo fue decirme “cuidala, yo ha no me conozco”.

Estábamos ya a dos de noviembre y no sabemos nada de Augusto, estamos decidiendo si ir a la casa y correr el riesgo o esperar más tiempo, eso pensamos hasta que el teléfono de Alana sonó, la peor llamada que una novia puede recibir…

Era la madre de Augusto diciéndole a Alana que se dirigiera al hospital urgente.

Cuando llegamos… la mamá de mi hermano llorando desconsoladamente a una camilla con una sábana blanca, Alana desmoronándose en el piso mientras Lalo la consolaba y yo sin poder creer a qué punto llega la violencia, el estrés y el silencio.

Pasaron los días el dolor no pasaba, había algo que no me dejaba en paz.

Al instante recibí un llamado de la madre de Augusto citándonos a los tres en su casa, cuando llegamos habían 3 cartas sobre la mesa, con el nombre de cada uno de nosotros.

Hoy viernes 13 fu el mejor día de mi vida, luego de las cartas nos dirigimos a la policía y contarnos todo, cada detalle, movimiento y descripción que teníamos. 

Eso ayudó a capturar al asesino de esa chica, así todo se iluminó para la familia de la víctima, y para nosotros también. Luego de eso volvimos a ser libres, a juntarnos y saber que la muerte de Augusto no fue en vano.

Por último hoy 25 de noviembre celebramos la eliminación de la violencia contra la mujer, nos juntamos a charlar como lo hacíamos antes los cuatro, a darle importancia a este día, pensar que sin esas cartas no nos hubiésemos animado a nada…

¿Qué decían esas cartas? Algo que a cada uno movió muchísimo.

La de Alana era una despedida con más disculpas que otra cosa, que siempre estaría con ella, que sabía que era capaz de muchas cosas y le rogaba que no siguieras el mismo camino que él. Para ella esa carta fue lo que le devolvió la vida, él le dejó fotos de ellos y más cosas que solo una pareja uña y mugre entendería…

La de Lalo nunca supimos lo que decía, solo sabemos que él fue el que más cambió, desde ese día se convirtió en el mejor jugador de fútbol del departamento y a la vez se volvió más unido a nosotros, lo único que llegué a leer de su carta fue el final que decía “la única forma de recuperar la estabilidad es perdiendo el equilibrio”.

Y la mía decía “Rodri, cuida a Alana, es uy frágil, ella me va a superar a su tiempo pero te necesita hermano, hazle caso, hacé lo que yo no fui capaz. HABLÁ Y CONTÁ TODO, este silencio nos separó de la peor manera y no quiero que alguno de ustedes siga mis pasos… yo lo tuve que hacer, no seguiría viviendo después de lo que hice, vos lo sabés más que nadie YO MORIRÍA POR ELLA...”

C. C.

 

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muy linda historia!! Me conmovió... Es verdad que el silencio NUNCA es la mejor solución ya que aveces te lleva a tomar decisiones suicidas ( como en este caso)

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  3. Me gusto mucho la historia, nunca hay que tomar el silencio como una solución a los problemas

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